El debate suscitado en La Habana 1808 tras la llegada de las noticias de
los acontecimientos que acaecían en la Península tuvo dos vertientes
iniciales. Por un lado, una parte de la sociedad se posicionó a favor de
seguir los modelos que se estaban tomando al otro lado del Atlántico, a
saber, rechazar las abdicaciones de Bayona y crear una junta defensora
de los derechos de Fernando VII. Esta fue una opción defendida por la
facción más destacada de la élite política y económica de la capital,
con representación en el Cabildo y el Consulado, y el apoyo del
gobernador y capitán general. Por otra parte, un sector muy amplio de la
sociedad, compuesto en su mayoría por las capas populares, dominado por
un pensamiento conservador y tradicional, consideró que no era
necesario hacer mutación alguna del sistema hasta entonces existente
para defender al rey Borbón.
http://hdl.handle.net/10261/50193
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